domingo, 24 de febrero de 2013

CUENTOS DE LA ALHAMBRA

Intento ponerme hoy al día cuando es 24 de febrero justo a un mes escaso de la Marató de Barcelona, y después de ir sumando entrenos y sesiones. Creo que la última entrada a este blog era con motivo del diez mil de St Antoni y de eso hace ya unas cuentas semanas. Aprovecho esta fría tarde para sentarme ante el Vaio y poner algo de orden a tanto desaguisado. Empiezo con un relato tras un fin de semana de locos por tierras granadinas.


Reza  la leyenda que el  Rey Boabdil el Chico entró victorioso por el Barrio del Albaicín de la ciudad de Granada y mandó construir un fastuoso palacio en a ladera a espaldas de la Sierra …

Pues como boabdiles nos dábamos cita en la plaza del Gran Capitán a las 8 e la mañana de un despejado domingo. Abrir las calles de la ciudad a esa hora y a escasos grados de temperatura era ya por sí mismo toda una hazaña. Juanjo en pantalón corto y yo con lo justo por logística de equipajes en compañías low cost subíamos junto a la Catedral y su Alcaicería por Reyes Católicos hasta Plaza Nueva. Desde ese punto y ya bajo la atenta mirada de la majestuosa Alhambra, enfilábamos por el Paseo de los Tristes a las orillas del Darro para subir por la cuesta de Chapiz e iniciar el camino del Sacromonte.
Tierra gitana y cuna del  flamenco granadino,  cuevas y ristras de tablaos donde dejar fluir el arte impregnado con los años, nos aventurábamos a subir por el arco de la Abadia del Sacromonte del s XVI a contemplar una de las mejores vistas de esa orilla. Espectacular colegiata que debió albergar en su esplendor multitud de internados. Entre cruces y la Iglesia del Cristo de los Gitanos famosa por su procesión en Semana Santa, seguíamos en dirección a una Sierra Nevada que dejaba encauzar por ese valle un gélido aire que helaba cuanto se interponía en su camino. Dejado ya el asfalto y cambiando de vega una vez alcanzada la Fuente de Avellano, empezábamos a subir por un sendero estrecho de barro helado en busca de algún camino principal. Tras algunas dudas dábamos con el acceso que caracoleante nos llevaría a los Llanos de la Perdiz una vez que el sol por esta vertiente empezaba a calentar.
Con algo más de una hora en las frías piernas, iniciábamos el descenso en busca de preciosas estampas. Por esa sierra con la vega a un lado, algún Carmen al otro, huertas y olivares. Y  la muralla protectora, y alguna que otra acequia que en sus días regó los jardines del Generalife … y con los rayos a la espalda llegar a la Silla del Moro. Espectacular vista sobre el Albaicín, patimonio de la humanidad. Sus casas blancas, los cipreses , San Nicolás. La Abadía y al otro lado los palacios Nazaríes y la Torre de la Vela.
Seguimos bajando esta vez asomándonos sobre la misma Alhambra al cruzar la Mezquita del Moro. En ese punto acceder por el aparcamiento en busca de Cuesta Gomeres que no encontramos y acabamos callejeando por las calles de Granada mientras buscamos una buena churrería o cafetería donde pararse a tomar tostadas. Al final nos despedimos nuevamente en Capitán y nos emplazamos más tarde en plaza BibRambla para subir en familia a los Mascarones donde degustar unas buenas migas mientras cantamos al son de la guitarra y el Choto del Tejao.
Buena manera de pasar un domingo cualquiera. La mejor de las compañías en un entorno inmejorable y además en familia. Las celebraciones son para no perdérselas y si encima se disfrutan pues mejor aún.  Quedamos emplazados para otra jornada de nieve. Si ayer veíamos el Veleta un día de estos estaremos en Cambre D’ Aze, y si puede ser haciendo esquí de montaña pues eso que nos llevamos.
A ver si con un poco de tiempo navego por wikipedia y pongo un poco de rigor histórico porque lo de Boabdil el Chico no cuela ni a la de tres.