EL HOGAR DEL JUBILAUTA

Creo recordar que fue cuando finalicé mi tercera y última participación ironman en la ciudad de la costa azul, Niza, cuando visualicé cortarme la coleta y dedicar un adiós a la distancia 226. Si eso fue en junio en disciplina triatlón, mi participación de ayer en la Salomon Nature Trails Cavalls del Vent 2011 fue mi despedida de la disciplina de ultradistancia de montaña. Sus 85kms y 12.000m de desnivel acumulado en 14h35' no dejan indiferente y son el mejor entorno y la mejor ocasión para despedirse con el respeto y la admiración por tan magnífica prueba.

8 refugios, Rebost, Niu, Serrat, Cortals, Aguiló, Estasen, Gresolet y Sant Jordi. 6098md+ y 12180md acum donde es más duro bajar que subir. Palos indispensables para ayudarse en el empuje paso a paso, muchas horas por delante con las últimas 4h de negra noche.

La mejor de las experiencias en el contacto con la naturaleza. Las montañas están vivas y uno se siente igualmente vital al adentrarse en ellas. Senderos, pistas, grimpadas, prados, ríos ... pinos, abetos, ganado... vistas, paisajes, naturaleza en estado puro.

Nos poníamos en marcha a las 10 de la mañana con un cielo raso y pese al fresco un sol que empezaba ya a calentar en la plaza del pueblo de Bagá. Más de 750 osados montañeros atabiados con las mejores galas en material técnico de última generación para emular a los especialistas mundiales de la disciplina allí también presentes en primera fila. Cada uno con un objetivo por delante y muchas historias particulares. Yo en mi segunda participación con la intención de unirme a las causas de Juanjo y Pablo mi dos fieles montañeros. Fundamental agarrarse a la motivación y la ilusión para afrontar la larga jornada que sabemos que nos espera. La estrategia es seguir referencias del año anterior pero muy atentos a las sensaciones de cada momento. Que finalices una prueba de este calado no te garantiza el éxito al año siguiente ni te abala para perderle el respeto necesario. Sea como fuere salimos raudos para evitar tapones innecesarios en las primeras cuestas aunque cuestas las hay y para todo el día, de ahí que las prisas del primer momento no sirvan absolutamente para nada. En el primer tramo superar el desnivel entre el pueblo de Bagá y el Refugi del Niu. 1500md+ del tirón pasando por el primer refugio, Rebost, o sea que las primeras 2h35' a base de pasos cortos y golpes de bastón. Alguna pista donde empezar a trotar y romper la monotonía. Primeras gotas de sudor y con la mente muy fría para no dejar llevarse por el ritmo excesivo que condicione el resto de la prueba. Comafloriu y cota 2500 para reponer las fuerzas mientras espero a Juanjo que llega pocos minutos después. De momento clavamos los timings e iniciamos descenso en busca de Penyes Altes. Los contrastes y cambios de perfil van a ser a partir de ese momento toda una prueba para los distintos grupos musculares. En la subida a Penyes asoman algunas rampas que indican que habrá que beber mucho y acudir lo antes posible a la glucosa so pena de sucumbir al dolor de cada pinchazo. Estamos ya en cara norte y hay que seguir trotando. Se trata de buscar ese ritmo infinito. Un trote incombustible que te permita llevarlo igual en la cuarta que en la onceaba hora. Y eso que parece tan fácil es muy difícil. Saber cuál es el ritmo correcto es más intuitivo que técnico. En montaña no valen medias, sólo se pueden extrapolar datos al final pero es muy difícil tomar decisiones durante.

Accedemos a Coll de Trapa, toca bajar en vertical en busca de las pistas de acceso a Serrat de les Esposes. Toca trotar un buen rato. La bajada ha hecho mella y el calor empieza a apretar. El ambiente en el refugio es espectacular y pronto llegan Juanjo y Pablo lo que aporta una dosis de optimismo al compartir tareas de grupo que sin duda ayuda a afrontar lo que aún queda. De Serrat a Cortals es un trámite entre bosque hasta encontrar la Font Freda. Melón, plátano, naranja, avellanas ... y más golosinas me devuelven los niveles perdidos. Toca afrontar la subida al Coll de Vimboca para ir acercándonos al lejano Prat d' Aguiló a unas dos horas de camino.
No hay etapa fácil. Cada una es especial y propia. Cada una tiene sus caracteristicas. Superar una de ellas supone centrarse en el siguiente escollo. El reto se divide en trozos y hay que ir saboreando cada uno de los que se consiguen pensando en el próximo. Antes de Prat toca pasar algunos tramos y grimpadas. La bajada en vertical te deja también los pies y cuádriceps en su sitio. Tibial,gemelos ... Serrat de la Muga, Pedrera, zetas de descenso. Es una sucesión de tramos que cada vez acumulan más cansancio. Prat es la mitad, sólo la mitad y llevamos casi ocho horas de esfuerzo. Al fin lo alcanzamos. Con ello acudimos al caldo y a los macarrones con atún. Cambio de calcetines, gorra por buff y a superar los 400m del Pas de Gosolans nada más salir. Seguimos los tres juntos pero pronto habrá que decidir estrategia. Es difícil coincidir en ritmos. Superado el Pas nos adentramos en el paisaje lunar que define esta zona donde uno advierte la razón y motivo del porqué se está ahi en ese momento. Algo así se apuntó en el briefing. El prado verde de basta extensión en gosolans a más de dosmil metros es todo un espectáculo, y en ese escenario toca nuevamente correr para afrontar un nuevo tramo decisivo con pista de bajada de casi una hora contínua hasta encontrar el refugio de Lluís Estasen. Desvío en vertical para bien de las rampas y toca acudir a frontal y luz qk de llum. En una mano los palos en la otra la luz potente para las bajadas y en caso de subida frontal de menos leds pero más estable.

Se hace de noche. Empieza una nueva carrera. Encima hay que pasar el trámite de bajada a Gresolet. Bajada técnica dolor de pies y por extensión piernas. Negra noche. Me tomo un ibuprofeno. Parece que me hace efecto. Sea como fuere me da el subidón y así subo hasta Bauma. Tocará trotar hasta el Coll de la Bena. Acordamos estrategia con Patxi de marcar yo el ritmo de subida y dejar a él quien sea que baje. Sus espartanos para eso están y cumplen a la perfección con su cometido. Coincidimos en que correr por el estrecho sendero a esas alturas es toda una gozada. Y también una gesta. Todo pinta bien pero hasta el rabo todo es toro. Aún queda un mundo y sobretodo un Empedrat. Casi sin advertirlo accedemos a Sant Martí a los pies del tramo de ascenso de 600md+. Temido. El cañon dels Empedrats es igual de espectacular que de duro. Con inicio en Cal Cerdanyola queda una larga hora hasta Sant jordi. Qué largo. No se acaba nunca. Se suceden los soles y sombras. La confianza y el desánimo. El optimismo y la ilusión con el miedo y el fracaso. Sea como fuere conquistamos el refugio. Es el último. Llevamos algo más de trece horas. Empezamos a calcular pero va a tocar batirse. Que sea bajada no quiere decir dejarse caer. Y encima hay que superar Coll d' Escriu. Ese sí es el último pero la victoria está sólo en la plaza de Bagá. Llegamos a la pista. Pista rota, piedras irregulares, sin trazada óptima, toda una experiencia y una delicia para las piernas a esas alturas. Baja Pablo, sigo yo detrás. Deseo que llegue el asfalto al menos para no martirizarme más. Cuando llego a la lisa carretera deseo nuevamente coger el sendero. Queda poco. Estar ahí en esos ritmos es buen síntoma. Supone haber hecho bien las cosas. Haber regulado lo suficiente. Pasamos el cámping y nos quedan dos kilómetros. Nos da el yuyu y vamos a 4 el kilómetro. Al menos eso nos parece, estamos volando. Encima rebasamos algún frontal y rozamos el top 100...

Tras 14h35' alcanzamos la plaza. La victoria es nuestra. Su consecución me vuelve a llenar de alegría. Ese equilibrio esfuerzo recompensa vuelve a mostrarse con la mejor de sus caras. Todo ese esfuerzo se transforma en satisfacción. Incluso esta lo supera. Sólo el que lo vive en sí mismo es consciente del grado de orgullo que uno llega a sentir. Al final eso explica todo lo anterior. Cada uno tendrá su motivación y sabrá explicar su porqué. Yo sólo sé que en ese momento me siento feliz.

Y es cuando uno quiere corresponder a tan magnífico escenario. La Salomon Nature Trail Cavalls del Vent 2011 pone el broche de oro a una magnífica temporada. Y supone mi adiós a la ultradistancia. Para mí CV es trail running de fondo. Dureza extrema. Sabedor que en Chamonix se libran otras batallas, y tambien en otras montañas. Mi reto y referencia es Cadí y cosechando mi mejor de las actuaciones me despido de su variante competitiva. Si Niza fue el adíos al triatlon 226, Bagá es la despedida del Trail Running. Experiencias hay muchas y escenarios infinitos y con esta segunda participación devuelvo a Cavalls lo que me ha dado. Mi homenaje no puede ser otro que sentir haberme esforzado al máximo. Es con ese grato recuerdo que consigo la paz conmigo mismo y veo correspondido lo que esa montaña me ha dado en ambas ocasiones. Por eso volveré al Cadí seguro, ya no en formato competitivo sino con otra forma de disfrutar de sus interminables rincones aún por descubrir, ya sea cogiendo setas o con raquetas de nieve, con grampones o en btt, pero seguro que tendré ocasiones para volver a recordar lo que en su día fue.

Y es que uno se va acercando a los 40. Y no es que uno se sienta mayor puesto que no creo que haya estado más en forma en el pasado. Pero la vida está llena de retos y oportunidades. Yo esta temporada 2011 creo haber cosechado varios desafíos importantes. Marató de Barcelona, Ironcat, Ironman de Niza y Cavalls del Vent son cuatro pilares de un año irrepetible. Ese sentimiento del deber cumplido, del reto conseguido es una etapa a la que poner final. Después de esta vendrán otras pero sí creo que sea un final de ciclo. Veremos si el próximo es mejor o más ambicioso. El protagonista será el mismo con lo cual no creo que cambie tanto, pero a día de hoy yo sé que descanso en paz. Mañana resucito, creo que tengo btt nocturna.

Acabo aquí este relato. Sabedor de su sosería me emplazo para hacer balance de la temporada, poner contadores a cero, ordenar objetivos 2012 y redefinir el camino a seguir. Mientras estoy sentado no duele nada. Al levantarse un cosquilleo me envuelve el cuerpo. Piernas, brazos, lumbares ... siguen estando ahí y denotan haber trabajado. Esa forma de vida no va a cambiar. Hace tiempo decidí cuál era la senda. Seguir su devenir es algo emocionante. Mientras mantenga esa ilusión seguiré sintiéndome vivo. O sea que a descansar más bien poco. Recuperarse lo justo y volver a curtirse en nuevas batallas.

Desde la residencia de ancianos todo se ve de otro color. En este hogar del jubilauta se respira paz y tranquilidad. Dicen que hay pilas que recargar. A ver qué me invento para volver a gastarlas. Estas son de litio, de las que nunca perecen.

Pues eso, me comprometo a adornar de luz y color este último trimestre. A ver si ordeno el picasa y traigo a colación algunas de las estampas. Mientrastanto me voy a la cocina que tengo unas berenjenas por rebozar.

Sólo unas últimas palabras de agradecimiento a mis compañeros de aventura en esta Cavalls 2011. Pablo, ese espartano fuerte como un roble de sensatez absoluta, compañía inestimable y apasionado de la montaña que destila optimismo y saber hacer en cuanto un monte se le pone por delante. También a Juanjo, curtido ya en otras tantas guerras. A quien Aquiles le jugó de las suyas pero que supo estar ahí en todo momento y al que me une tanto las Alpujarras como cada uno de sus planes y proyectos. A ambos por acompañarme en esta nueva aventura, una más entre tantas pero nuevamente una de las grabadas a fuego en la memoria. Gracias y gracias a todos los que estáis ahí. Prometo que volveré, creo que mañana vuelvo.