DIAGONAL/BALMES

Buena sesión arrancada al mediodía saliendo desde el Egara para subir por el sembrado y directo por la Diagonal. Precioso camino entre sol y sombra recorrido habitual de bajada en btt. Algún que otro calentón provocado por el ascenso continuado y a los 30' coronábamos Dani y yo en la Carena de les Foradades.

Bajada técnica concentrados en cada pisada descendiendo rápido por la vertical hasta la pista del Janot. Rodeamos el Llac Petit por arriba para acabar en el Sanatori y el Egara después de 10,8kms y 58'. Satisfechos, felices, rajando de la élite tramposa y profundamente desengañados y desilusionados por los acontecimientos que empañan al deporte.

Independientemente de los culebrones, noticias, sumarios, pruebas, juicios, contranálisis y demás revuelo mediático, el globo ya está pinchado y seguramente paguen justos por pecadores pero la sensación de engaño y trampa tiñen todo el panorama competitivo del deporte del esfuerzo. Por qué deportes como el ciclismo, el atletismo, el esquí de fondo van tan acompañados de casos de doping. Seguramente no tengan el filtro de la técnica para hacer la selección natural entre los élite. Llevan aparejados grandes dosis de esfuerzo que invitan con frecuencia a ayudarse de factores externos para soportar las cargas y exigencias. La tentación es grande pero las consecuencias son aún peores. A estos niveles la frontera entre lo sobrenatural y genético y la capacidad artificial es muy ténue. Qué duda cabe que ninguno de nosotros sería capaz de soportar los entrenos y sesiones de esta gente extraterrestre, pero de ahí a cruzar los límites de la legalidad vigente y la ética hay un abismo. Estos gigantes con pies de barro que juegan con fuego tarde o temprano se queman. En días como hoy me queda una sensación de frustación, de teatro, de hipocresía, de desmitificación de muchas figuras. Me embarga un profundo sentimiento de tristeza.

Para mí el deporte es mucho más, aúna un sinfín de valores. Cuando se le añade el término dopaje se convierte en obsceno, en farsa, en una simple pantomima sin sentido alguno.

Al menos seguiremos con lo nuestro, entre nosotros, sin mirar mucho más arriba, conformándonos con todo lo conseguido con tan sólo un plato de spaghetttis.